Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


100165
Legislatura: 1887-1888
Sesión: 18 de abril de 1888
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Polo de Bernabé.
Número y páginas del Diario de Sesiones: 89, 1776.
Tema: Manifestación agrícola en Valladolid.

El Sr. Presidente del Consejo de Ministros (Sagasta): Pido perdón al Sr. Polo de Bernabé por no haber entendido bien su discurso, ni la intención de S.S. Yo he creído, no solo por las manifestaciones que ha hecho, sino por el anuncio de la interpelación y por todas las frases y todos los argumentos de su discurso, que éste era más económico que político.

En realidad se ha detenido mucho S.S. en pintar cuál era el estado de nuestra agricultura, en señalar los medios necesarios para darle el auxilio que necesita, y en condenar al Gobierno por no haber favorecido todo lo que S.S. desea que se favorezca a la agricultura; y únicamente al final de su discurso ha apuntado una idea que es verdaderamente política, cual es el peligro que puede existir para las instituciones, por la apatía del Gobierno en no adoptar ciertas y determinadas medidas. Fuera de eso, no ha dado S.S. carácter político a su discurso; que si lo hubiese tenido, con carácter político le hubiera contestado. Esto en cuanto a que yo haya podido entender mal a S.S., pero crea el Sr. Polo de Bernabé que lo he entendido como lo ha entendido todo el Senado.

Por lo demás, la única indicación política que ha hecho S.S., la he contestado muy de pasada, porque es grave para hacerla aquí y para discutirla. No admito que las instituciones puedan correr peligro alguno. Podré admitir que el Gobierno esté mejor o peor colocado en su puesto, y que deba o no dejarlo porque no atienda a esas necesidades con la perentoriedad y urgencia con que otro Gobierno pudiera haber atendido a ellas; pero no admito que en esto pueda haber peligro alguno para las instituciones. Por eso no me he detenido más en refutar el argumento, en el que por otra parte no ha insistido mucho S.S., porque ha dicho que no quería hacer más que ligeras indicaciones. Pues con ligeras indicaciones he contestado a S.S.

Padece S.S. un error cuando afirma que el Gobierno tiene deseos de favorecer a la agricultura, pero no los realiza porque se oponen a ellos los partidos del Koran librecambista. Pues yo declaro que esos partidarios tienen muy poca devoción al Koran, toda vez que faltan a él con gran facilidad siempre que lo creen necesario.

Los productores de aceite se quejaban de una competencia; y esos partidarios del Koran, dicen: abajo el Koran y suben los derechos de los petróleos. Los vinateros se quejaban de que se perjudicaba su industria por la cuestión de los alcoholes, y dijeron los partidarios de ese Koran: pues abajo el Koran y arriba los derechos del alcohol en todas sus escalas. Y los mismos derechos que hay hoy establecidos para los cereales y para los trigos, ¿le parece a S.S. que son derechos conformes con el libre cambio? ¿Cree S.S. que está dentro de la escuela librecambista el imponer al primer artículo de primera necesidad, a los cereales, a los trigos con los cuales se hace el pan, el 25 por 100 de su valor a la entrada en la frontera? ¿Dónde está el libre cambio, ni qué tiene que ver el libre cambio con esto? No, Sr. Polo; el Gobierno no se deja supeditar por el libre cambio, como no se deja supeditar por la protección; el Gobierno hace lo que cree conveniente a los intereses de la Nación, pero no quiere ir más allá en el sentido del libre cambio ni el sentido de la protección, hasta el punto de que aquí en este banco no hay ni proteccionistas, ni librecambistas. (El Sr. García de Torres: Los Sres. Ministros de Estado y Hacienda). Serán librecambistas en sus teorías como yo: yo creo que a eso vamos, y ojalá que vayamos pronto, pero aquí, como Ministros, no hay escuelas bajo este punto de vista. (El Sr. García de Torres: El Sr. Ministro de Estado lo ha declarado). El Sr. Ministro de Estado no ha podido declarar que, como Ministro, venga a realizar ideas librecambistas, puesto que está haciendo todo lo contrario. Pues qué, ¿no son los tratados contrarios al libre cambio, y no está haciendo tratados todos los días? Puede tener esas aspiraciones en la cátedra, en el Ateneo, en la Academia, como las tengo yo, como las tiene el mismo jefe del partido conservador, que así lo ha dicho en el Parlamento; pero como Gobierno no es librecambista ni puede serlo, ni aquí conviene que se traiga ninguna escuela radical; eso es bueno para la cátedra, para la Academia, para el Ateneo; pero no es posible en los bancos del Gobierno.

Por consiguiente, esté tranquilo el Sr. Polo, que aquí no nos dejamos supeditar por nadie; y si no hacemos más economías; y si no aumentamos los aranceles, es porque no podemos, es porque otros intereses, tan atendibles como los que S.S. nos indica ahora, nos lo impiden; que si no fuera por eso, lo haríamos.

Por lo demás, no tiene nada que agradecerme su señoría; yo tengo mucho gusto en departir y discutir con S.S., y siempre me tendrá dispuesto a contestar a todas las observaciones que quiera hacerme, con la amplitud que crea necesaria para darle cumplida satisfacción, porque en ello tengo sumo gusto; lo tengo con todos los Sres. Senadores, claro es que he de tenerlo con S.S. con quien me unen lazos de amistad. [1776]



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL